Mini Granja Dilma (2)Cuando María Dolores Zelaya se casó con Juan Adolfo Bautista, hace 25 años no se imaginó el cambio tan radical que daría su vida al trasladarse a la comunidad de Musula en Marcala, La Paz. Ella, originaria de Tegucigalpa, acostumbrada a las comodidades que brindan las grandes ciudades, además, la princesa de sus padres que la complacían con todo, comienza a vivir en la oscuridad porque no había energía eléctrica en la comunidad.

Más de dos años le tomó el proceso para lograr adaptarse a su nueva vida, se fue metiendo al mundo del café pero como ayuda para su esposo, se dedicó a su casa, a sus tres hijos. Fue por sus hijos que logró adaptarse, ya que ella y su esposo no solo pensaban en ellos, pensaban en sus hijos también y forjarles un futuro.

Al permanecer en su casa, solo se preocupaba por su familia. Cuando llegaba la temporada de café, ella se incorporaba al ver toda la actividad, desde el primer momento le encantó, y eso hacía que pasara tiempo con los trabajadores en los patios, en el beneficio, de esa manera aprendía sobre el café, y lo que disfrutaba era darle el punto al café pergamino porque ella aprendió muy bien a cómo hacerlo. Así trascurrieron más de 20 años hasta que un día realizó un giro en su vida.

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María Dolores junto a su esposo Juan Adolfo.

Su motivación para entrar al mundo del café

En el año 2012, sus cuñadas participan en un encuentro con mujeres productoras de café en Nicaragua, ellas regresaron hablando de esa nueva experiencia donde las mujeres tenían su propia producción y estaban exportando su propio café, sus cuñadas la invitaron que conociera la propuesta de vida de COMSA, ella fue a la primera reunión y después se hizo socia de la empresa.

Como socia de COMSA, comenzó a capacitarse en agricultura orgánica y le dicen que para ser cafetalera tiene que tener su propia parcela, con papeles a su nombre. Hasta ese punto ella había sido “esposa del cafetalero”. Ante esa situación María Dolores, no se desanima sino que habla con su esposo para que le ceda una parcela pero con documentación, su esposo accede y le entrega la parcela y los documentos a su nombre, y ella se fue a inscribir a COMSA y siguió capacitándose en procesos de café.

Después del Diplomado en Agricultura Orgánica, ella inició a compartirle las nuevas teorías y prácticas responsables con el ambiente a su esposo, le incentivaba a ponerlas en práctica en su finca. María Dolores, comenzó a hacer su finca orgánica, a la misma vez aprendió a pensar como cafetalera y ver que estaba haciendo y qué más podía hacer con el café, además, cómo vendería su café, eso la hizo a ella ser una cafetalera.

 Su proceso para hacerse productora

Definitivamente que las mujeres no son solo una cosa, son cafetaleras, son madres, son esposas, son doctoras, de todo hacen y se convierten también en proveedoras de la casa.

El proceso de María Dolores  para convertirse en productora de café no fue difícil, ella siempre tuvo el apoyo de su esposo, pero no todas las mujeres gozan de las mismas condiciones y les toca hacer todo el proceso solas. Desde un comienzo, ella, siempre quiso hacer las cosas por si misma y no quería juntar su café con el de su esposo, quería tener su propio beneficio, su propia máquina, quería aprender todo, y así lo hizo.  Porque esta convencida que si un día su esposo no está, ella no comenzará a vender, sino que seguirá trabajando y mejorando cada día.

Su vida después de ser socia de COMSA

María Dolores dice que: “Ahora tiene la libertad de hablar porque en el tiempo que se dedicó a estar en su casa, ella se envolvió en ella; si alguien llegaba a su casa se escondía, ella se había hecho poco sociable”. Las reuniones de COMSA le ayudaron a desarrollarse como mujer, tener libertad de poder hablar, saber que no solo es mamá. Ahora habla con las personas, habla  sobre su propia experiencia, cómo la ha vivido, cómo la está viviendo y cómo piensa vivirla en el futuro.

En el año 2015, a sugerencia del Ingeniero Rodolfo Peñalba, Gerente de COMSA, comenzó a trabajar en cafés melados (honey) y naturales, lo hizo pero no como cualquiera sino buscando la excelencia porque es lo que les da los ingresos económicos para vivir. En la temporada de café junto a su familia escogen el café, el madurito y esa actividad les ha unido más como familia. María Dolores,  tiene su frase “si uno tiene lo mejor, es porque está en familia, las cosas no se hacen solo por hacer, sino con un amor especial”.

Cuando el café comienza a madurar casi siempre coincide con la época de vacaciones de sus hijos y así acompañan el trabajo en la Mini Granja Dilma.

La producción de alimentos en la parcela

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En MiniGranja Dilma se ha diversificado la producción y hasta los espacios de jardinería se utilizan para producir hortalizas.

Desde que conoció la agricultura orgánica, ella y su familia han participado en la Canasta Orgánica, surten de legumbres orgánicas o lácteos, pero lo fundamental es que la familia produce todo en su parcela, hace dos años que no compran verduras en el mercado tradicional.

La familia también tiene conejos, cabros, vacas, gallinas, cerdos y caballos. María Dolores, tiene como objetivo producir todo en su casa y no tener que esperar que les vendan alimentos llenos de químico, ella está convencida que toda persona que se lo proponga lo puede hacer porque todos tienen un espacio dentro de la parcela o en la casa.

 La producción de abonos orgánicos

La familia tiene vacas, gallinas y cerdos, sus desechos lo van recolectando y le agregan MM, ceniza y cal. Cuando tienen ya unos 60 o 80 sacos los van a aplicar a la finca. La finca es abonada cada tres meses. Ellos, han reafirmado que los desechos del ganado es una forma muy buena de alimentar el suelo.

En la Mini Granja Dilma, se encuentran las variedades de café borbón y Catuai, han querido mantener estas variedades a pesar del problema de la roya, por tal razón se esmeran en el cuidado y nutrición de las plantas. Para María Dolores, la mejor aliada que tiene es el abono orgánico y los bio-preparados porque con ellos se le da vida a la tierra.

Las mujeres no pueden quedarse a la expectativa

Muchas veces “me visualizo frente a un grupo de mujeres y les digo que aprendamos a ser nosotras mismas, que a veces nos tocará comenzar desde abajo pero eso es lo de menos, lo que no podemos olvidar es que lograremos salir adelante pero aprendiendo”.  “COMSA me enseñó a valerme por mí misma y a no quedarme a la expectativa”.

“Nosotras las mujeres podemos, somos valientes y fuertes, por eso el nombre de MINI GRANJA DILMA, así se llamaba mi suegra, ella murió de cáncer pero aun en su enfermedad ella estaba adelante, estaba trabajando, fue una gran mujer, una mujer luchadora y soñadora”, detalla María Dolores.

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En MiniGranja Dilma, se encuentra el Rincón del Saber donde se elaboran los abonos orgánicos.

 

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